Ciencia

Electores interactivos y juegos políticos

En 1949, en concreto el 8 de junio de ese año, se publicó la novela política 1984 de George Orwell. Una mordaz acusación contra el totalitarismo. La obra de Orwell exponía el caso de un gobierno que controlaba por completo todos los medios de comunicación, introduciendo los conceptos del omnipresente y vigilante Gran Hermano. Los acertados neologismos de Orwell, como “neolengua”y “doble pensar” empezaron a formar parte del léxico habitual.

El libro fue una poderosa arma de asalto en la lucha contra la censura y contra la manipulación del pensamiento, razón por la cual estuvo prohibido durante décadas en la Unión Soviética.

Muchos analistas detectan paralelismos entre la sociedad actual y el mundo de 1984, sugiriendo que estamos comenzando a vivir lo que se ha conocido como sociedad “orwelliana”

Orwell previó, de manera acertada, tecnologías tales como pantallas de televisión bidireccionales que podrían ser utilizadas para comunicar la propaganda estatal a los televidentes y al mismo tiempo espiarlos. Sus premoniciones respecto a las intromisiones potenciales en la intimidad de las personas se quedaron cortas, en el mejor de los casos.

Por lo tanto, no intuyó la asombrosa proliferación actual de nuevas herramientas de comunicación. El número y variedad de estas tecnologías es ahora tan grande, y cambia a tal velocidad, que incluso los expertos se sorprenden. Enfrentarse a la pléyade de abreviaturas técnicas usadas hoy es exponerse a morir ahogado en una inmensa sopa de letras. Incluso la simple lectura de una revista de productos tecnológicos de consumo basta para quedarse perplejo.

La infraestructura electrónica de las economías avanzadas  tiene características inconfundibles, como la interactividad, movilidad, conectividad, convertibilidad, omnipresencia y globalización.

Cuando se combinan, estos seis principios apuntan hacia una transformación total, no solo en la forma en que nos enviamos mensajes los unos a los otros, sino en cómo pensamos, en cómo nos vemos en este Mundo y, por lo tanto, en dónde nos encontramos en relación con nuestros gobiernos. Unidos, imposibilitaremos que éstos, manipulen las ideas, las imágenes, los datos, la información o el conocimiento, tal y como han hecho siempre.

Sin duda, de las seis características de la infraestructura electrónica, la que tiene un futuro más largo por recorrer es la interactividad relacionada con la televisión y el tiempo libre, que permitirá que los telespectadores utilicen la pantalla en lugar de limitarse a mirarla. La meta apunta a hacer una televisión activa, más que pasiva, conseguir que la caja tonta sea algo del pasado.

Al permitir que los telespectadores utilicen la pantalla de forma más activa, la interactividad puede cambiar algún día la forma y los candidatos de las campañas electorales. Los medios interactivos posibilitarán unas encuestas de opinión mucho más afinadas que antes, pues no se limitarán  a formalizar preguntas que puedan responderse con un escueto sí o no, sino que permitirán a los encuestados optar por un abanico de alternativas.

Las posibilidades para los electores irán mucho más allá de las encuestas. En lugar de tratar de comprobar los valores y el buen juicio de un potencial presidente mediante la escucha de intervenciones de treinta segundos, los usuarios de la pantalla interactiva del mañana podrán sintonizar un programa que muestre al candidato en plena tarea de análisis y toma de decisiones, en diversas situaciones programadas por el votante. Los presupuestos generales del Estado se podrían presentar en forma de hoja de cálculo, de tal manera que los votantes tendrían la posibilidad de manipular sus supuestos presupuestarios básicos para formular preguntas.

Preguntas dirigidas al candidato, en diferentes conjuntos de circunstancias, tales como “¿Qué ocurriría si…?” ¿Estaría dispuesto el candidato a sacrificar puestos de trabajo en aras de una mejora de la economía? ¿Y en congelar las pensiones y alargar la edad de jubilación?” ¿Cómo reaccionaría el candidato ante un ataque de los especuladores? ¿Y ante una crisis de rehenes o negociación con terroristas, desastre nuclear o desacato a la Ley? ¿Qué ocurriría si se declarase unilateralmente, por parte de un territorio del Estado, la independencia? ¿Cómo actuaría ante el chantaje político de ese mismo territorio del Estado? ¿Y ante la quema de la bandera constitucional? ¿Seguirían con los mismos privilegios que se han dado a sí mismos en sueldos, dietas, coches oficiales y demás prebendas superiores al resto de los ciudadanos?

Lo que nos íbamos a reír. El futuro nos reserva grandes descubrimientos tecnológicos. Esto que acabáis de leer puede ser uno de ellos. Grupos numerosos de ciudadanos que participaran en estos, llamémosles, “juegos políticos”

Sin duda, el candidato elegido sería un buen presidente.

Buenas noches y feliz día

2 respuestas »

  1. Hola Esteban.

    No puedo negar que la conciencia social ha dado un giro de 90° en lo que va fines de los 90 y la primera década del 2010 – este cambio ha transformado en muchos casos hasta el modo de elegir a nuestros candidatos. Al ser la información en tiempo real para la mayoría, las soluciones y preguntas al desempeño de los candidatos en un futuro se ve altamente influenciada por su aprobación, básicamente en la red, como fueron las ultimas elecciones en Brasil, el movimiento constante de información a creado -para bien- una nueva etapa en la formación social del ciudadano.

    Cambiando de tema, no sé si te enteraste lo que le sucedió a uno de nuestros amigos. Seguramente te interesara leer su articulo en facebook.

    http://www.facebook.com/home.php#!/notes/robert-larrainzar/dedicado-a-la-querida-mutua-de-mi-empresa/10150168194639762

    Un gusto leerte.

    Saludos.

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